Continuamos enriqueciendo la enciclopedia del mar con un nuevo capítulo de ACentoblog. Nuestra protagonista es la cigala, uno de los mariscos más valorados y consumidos en España y Europa. Este crustáceo de color rosado despierta pasiones gracias a su exquisito sabor y textura.
Descripción
La cigala es un crustáceo esbelto y alargado de tamaño medio, con muchas similitudes con la langosta y el bogavante. Su tamaño promedio oscila entre los 15 y 18 cm. Posee cinco pares de patas, siendo las últimas dos grandes pinzas. Su caparazón presenta costillas y espinas en sus extremos.

Destacan sus ojos marrón verdoso o negros, así como las protuberancias en su cabeza, con las que hay que tener cuidado para no pincharse. Durante su juventud, su color es verdoso, pero al alcanzar la madurez (dos años), cambia a su característico tono rosado-anaranjado.
Uno de los factores que han impulsado su comercialización es su gran sabor, textura delicada y alto valor proteico, además de su bajo contenido calórico.

Alimentación
La cigala es una especie sedentaria y solitaria, que se esconde para capturar a sus presas. Su dieta incluye moluscos, peces muertos, anélidos, equinodermos y pequeños crustáceos.



Localización y captura
Los ejemplares de cigala frecuentan tanto zonas arenosas, como zonas de lodo o fango propias del lecho marino, donde habitúan a excavar cavidades en la arena o fango por sus propios medios, a fin de cobijarse y resguardarse de otros depredadores, incluso con otro orificio de salida en caso de sentirse en peligro.
Estos crustáceos se vuelven sedentarios y solitarios en su etapa adulta, pueden llegar a encontrarse ejemplares a una altura cercana a los 800 metros de profundidad, no obstante, ejemplares de la zona del océano pacífico han sido capturados a más de 1000 metros de profundidad.

La cigala, al igual que con muchas otras especies de peces o crustáceos, se capturan por buques de pesca arrastreros, con redes de pesca tupidas, que permiten la captura de esta especie de tamaño medio, pero haciendo hincapié en que dichos aparejos, cuenten con el espacio necesario para dejar pasar a los ejemplares jóvenes y de menor tamaño, evitando así la sobreexplotación o la pesca de las unidades inmaduras.
Época de degustación y mejores opciones gastronómicas
La cigala no tiene veda, por lo que puede capturarse todo el año. Sin embargo, se considera una especie casi extinta en los caladeros gallegos, por lo que la mayoría de las cigalas comercializadas provienen del Atlántico Norte y del Pacífico.
Su mejor época de consumo es de julio a diciembre, cuando las hembras contienen corales, aportando un sabor único.
Las mejores formas de disfrutar la cigala son:
- Hervida en agua marina con laurel.
- A la plancha con un toque de aceite y sal, resaltando su jugosa textura.
- En recetas gastronómicas variadas, donde es protagonista o acompañaminto.

La cigala es un manjar marino apreciado por su exquisito sabor, textura y versatilidad en la cocina. Su captura y conservación requieren regulaciones para evitar la sobrepesca, asegurando su disfrute para futuras generaciones.
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© Jesús Soage y Xulio Laiseca
Praia de Beluso 30 Noviembre 2021