Continuamos enriqueciendo la enciclopedia del mar, de A Centoleira, con un nuevo capítulo de ACentoblog. Nuestra nueva protagonista, es la cigala, sin duda alguna uno de los mariscos de mayor valor y consumo en todo nuestro país, y en Europa. Este prestigio y protagonismo no podría soslayarse por nuestra parte, y es por eso que desglosaremos un poco más las características y cuestiones más importantes de este pequeño crustáceo de color rosado, que levanta tantas pasiones.

DESCRIPCIÓN

La cigala es un crustáceo esbelto, alargado y de tamaño medio, en cuanto a su morfología y estructura, presenta muchas similitudes con otros crustáceos, aunque de mayor tamaño, como la Langosta, o el Bogavante.

Puede llegar a alcanzar un tamaño promedio entre los 15 y los 18 cm. Posee cinco pares de patas, si bien el último de ellos, son las pinzas, de gran tamaño en relación al resto de su cuerpo. Asimismo, su cuerpo presenta un caparazón carenado o laminado, con costillas y espinas en sus extremos. Su cabeza es grande, con unos ojos de color marrón verdoso/negro, que destacan ostensiblemente, al igual que las dos protuberancias prominentes que cubren su cabeza, y con las que uno debe guardar celo de no pincharse cuando se toma un ejemplar en la mano.

Uno de los principales factores que han contribuido a colocar a esta especie de crustáceo como uno de los más comercializados en el mundo, es su gran sabor y textura, así como su mínimo p eso calórico y gran aporte proteico, lo que convierte a esta especie en una gran selección de tu dieta, o como buena elección para poder darse un capricho sin comprometer de esta manera tu figura.

Cabe decir, que si bien el color de los ejemplares de esta especie es de un color anaranjado o rosáceo, cuando se encuentran en pleno desarrollo, durante su etapa joven, presentan un color verdoso, este lo pierden al término de los dos años, que es cuando alcanzan su madurez y mutan el color anterior por el rojizo más propio y conocido.

ALIMENTACIÓN

Esta especie se comporta de forma sedentaria, habitualmente es solitaria, procurando esconderse para poder capturar a sus presas, entre la que encontramos una buena amalgama de presas, como moluscos, peces muertos, anélidos propios de las zonas arenosas y de fango del lecho marino, equinodermos, así como pequeños crustáceos.

 

LOCALIZACIÓN, CAPTURA

Los ejemplares de cigala frecuentan tanto zonas arenosas, como zonas de lodo o fango propias del lecho marino, donde habitúan a excavar cavidades en la arena o fango por sus propios medios, a fin de cobijarse y resguardarse de otros depredadores, incluso con otro orificio de salida en caso de sentirse en peligro.

Estos crustáceos se vuelven sedentarios y solitarios en su etapa adulta, pueden llegar a encontrarse ejemplares a una altura cercana a los 800 metros de profundidad, no obstante, ejemplares de la zona del océano pacífico han sido capturados a más de 1000 metros de profundidad.


Pesca de la cigala en la costa gallega

La cigala, al igual que con muchas otras especies de peces o crustáceos, se capturan por buques de pesca arrastreros, con redes de pesca tupidas, que permiten la captura de esta especie de tamaño medio, pero haciendo hincapié en que dichos aparejos, cuenten con el espacio necesario para dejar pasar a los ejemplares jóvenes y de menor tamaño, evitando así la sobreexplotación o la pesca de las unidades inmaduras.

ÉPOCA DE DESGUSTACIÓN Y MEJORES OPCIONES GASTRONÓMICAS

Esta especie no cuenta con una veda establecida, por este motivo puede ser capturada durante todo el año, sin embargo, debe mencionarse que se ha considerado por diversos estudios biológicos de la especie, llevados a cabo por expertos, como una especie extinta en los caladeros gallegos. La cigala comercializada en nuestras lonjas y marisquerías proviene en su gran mayoría de la zona de pesca del atlántico norte, aunque es posible encontrar ejemplares en aguas del pacífico.

Su época óptica de consumo se ubica entre los meses de julio a diciembre, siendo los meses estivales aquellos en los que los ejemplares hembras de esta especie cuentan con corales, que le brindan un sabor único e inigualable.

Sin lugar a dudas, la mejor forma y más saludable de degustar este exquisito manjar, es hervido, en agua marina con un poco de laurel. No obstante, su carne alcanza un sabor irrepetible cuando se cocina a la plancha con una pizca de aceite y sal, que dota a su carne de una textura jugosa y sedosa. Asimismo, la cigala ha ido incorporándose poco a poco a un sinfín de variedades gastronómicas diferentes, en las que establecimientos gastronómicos la utilizan como ingrediente principal o acompañamiento en multitud de platos y estilos de cocina.

© Jesús Soage y Xulio Laiseca
Praia de Beluso 30 Noviembre 2021